Para variar, somos los últimos en salir del albergue, nos ponemos en marcha a eso de las 9. Empezamos a andar por un camino que prometía... prometía seguir haciendonos sufrir, con un intrincado sistema de toboganes. Conclusión, después de los dos puertos anteriores, seguíamos subiendo. La verdad, un día sin mucha historia, bonitos paisajes (en Portomarín sobre todo) y más hospederos que pasan de cogerte la bici hasta las 7 de la tarde. Por segundo día consecutivo, acabamos en un albergue privado en el que, de nuevo, volvimos a tener potra y ocupamos las 3 últimas camas, pero eso sí, 15 km y otros 3 pueblos más adelante del objetivo del día.
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